Un
galeón español en Miami
Grabado anónimo de un galeón
español del siglo 16.
Un
galeón español atracó en el puerto de Bayside, a escasos metros del punto de confluencia
de la bahía y el Río Miami, donde Ponce de León descubrió hace 500 años lo que
los historiadores creen fue la capital de los Tequesta. Los Tequesta poblaron
el área de Miami por dos mil años. El primer registro escrito del área de Miami
lo hace Ponce de León en el diario del viaje, llamándola Chequesta.
Mi reacción
inicial fue descartar el galeón como artilugio de alguna empresa de turismo.
Una inspección más cercana reveló las velas, la arboladura, la cordelería, demasiado
detalle auténtico para Mickey Mouse. Y bajó un tripulante, Alejandro Mallado, mucho
más alto que el marinero español promedio del siglo 17. Alejandro, fotógrafo de
la expedición que acaba de realizar la travesía desde el puerto de Cádiz con
paradas en la República Dominicana y Puerto Rico, nos puso al tanto.
Galeón Viva Florida 500. Foto de Alejandro Mallado.
El Galeón Viva Florida 500,
una réplica de un galeón del siglo 17, un barco mercante armado de un porte de 495
toneladas y 47 metros de eslora. Fue construido por la Fundación andaluza Nao
Victoria bajo la dirección del constructor de naves históricas Ignacio
Fernández y un equipo de 126 personas que pusieron 72 mil horas de trabajo. El
nombre de la Fundación, Nao Victoria, alude al único barco que completó la expedición
de Magallanes alrededor del mundo. “Un objetivo de la Fundación Nao Victoria al
recrear esta naves es ofrecer al público del silo 21 la oportunidad de
compenetrase en la historia. Un galeón era una especie de ciudad naval,”
explica Manuel Minero, encargado de prensa de la expedición. “El Galeón Viva
Florida 500 es un museo flotante.”
Abordo el Viva Florida 500 con el perfil de Downtown Miami al fondo. Foto de Niels Johansen.
Abordo se encuentran
instrumentos de navegación de la época, artillería, los muebles, incluso se
evidencia la rígida estratificación social a través de las instalaciones
asignadas a la nobleza. Y no hay como retraerse de las vicisitudes de los
pasajeros de antaño. Hasta un centenar viajaban hacinados con limitaciones
alimenticias y de higiene, con la muerte al asecho, ya sea por enfermedades o tormentas.
Explica Manuel Minero que una de las infracciones más graves fue el robo de la
vianda. “Se dieron casos que al ladrón se le clavaba las manos al mástil
mayor.” Nada que ver con los cruceros al frente en el Puerto de Miami. Por otro
lado, el galeón español fue el instrumento que aunó al mundo. “No solo hubo
intercambio económico y cultural entre América y Europa, también Asia participó
de esta temprana globalización a través del Galeón de Manila”.
Detalle de la artilleria. Niels Johansen.
La influencia de España
Otro objetivo del Galeón Viva
Florida 500 es rescatar la figura del explorador y conquistador español Ponce
de León y la influencia de España en la historia de la Florida. Para muestra,
claro, tenemos el nombre. Ponce de León descubrió la península, aunque la creyó
una isla, el año 1513, durante la pascua florida. He ahí la etimología de La
Florida. Y permaneció La Florida bajo el control de España por dos siglos y
medio, salvo una breve interrupción de veinte años en el siglo 18, cuando se la
cedió a Inglaterra a cambio de Cuba. Cuba tenía mayor importancia. Era el puerto de salida de los galeones de la Carrera de Indias, un
convoy que venía de España cargado de vinos, aceites, armamentos, papel,
libros, ideas y los sueños de fama y fortuna que siempre alimentaron los
emigrantes. Regresaban los galeones llevando oro, plata, tomates, papas y
cacao. Sí, antes de America los italianos no tuvieron salsa de tomate ni los
irlandeses su estofado de carne y papa. Y, aunque parezca mentira, en las
noches de los europeos solitarios no hubo chocolate para suplir la falta de
sexo.
Un legado español que, dirían
los publicitas modernos, no tiene precio, fue el idioma. Por entonces el
castellano era un idioma joven. De hecho, no fue hasta el mismo 1492 del
descubrimiento de América que Antonio de Nebrija le presentó a la católica reina
Isabel su Gramática de la lengua
castellana en la universidad de Salamanca. La reina no le concedió mayor valor
a una gramática de la lengua vulgar. El confesor, el fraile Talabera, le esclareció
al oído: el idioma es un instrumento imprescindible del Imperio; a través del
idioma se transmiten las leyes, la religión, la civilización misma; por medio
de la gramática se enseñará a los bárbaros conquistados el idioma del
conquistador.
Los americanos no se quedaron
de brazos cruzados. Introdujeron al castellano, y a través del castellano a los
demás idiomas europeos, sus aportes: aguacate (la fruta de mantequilla que
también los mesoamericanos utilizaron para designar los testículos), chocolate,
canoa, alpaca, puma, coca, y de los tainos el temible huracán, “embrujo maldito
del mar.”
La historiadora Guadalupe
Fernández Morente comenta que la influencia fue mutua. El flamenco, por
ejemplo, los cantes de ida y vuelta. La música pasó a América, principalmente a
Cuba, y regresaba a España renovada, enriquecida con tradiciones africanas y
nativas de America.
Rutas
oceánicas de España (en blanco) y Portugal (en azul).
Los detractores de Ponce de León
Un comentario del New York
Times de T.D. Allman, autor de Finding Florida: The True History of Sunshine Estate, denuncia que Ponce de León no descubrió
la Florida, en efecto, no aportó absolutamente nada a su historia. Escribe:
“Tantos europeos habían visitado Florida para cuando Ponce de León la descubrió
que algunos indios le saludaron en castellano.” Ahonda la crítica: España no
aportó nada, excepto la infame distinción de ser los primeros blancos en masacrar
otros blancos, los franceses que habían colonizado el área de la actual Tampa.
Esgrime de evidencia que España jamás le erigió un monumento a Ponce de León o
nombró una ciudad en su honor. El creador de Ponce de León y su mítica Fuente
de la Juventud fue el magnate Henry Flagler y la literatura de Washington
Irving en las postrimerías del siglo 19.
Guadalupe Fernández es la
persona idónea para abordar la polémica. Pasó largas horas investigando en el
Archivo de Indias de Sevilla. Responde que se puede discrepar en términos
filosóficos, aun así no cabe interpretar la historia utilizando una ética
de otra época. El conquistador español, un hombre del siglo 16, acabado de
salir del medioevo, fue brutal, como suele ser el caso de todo hombre que
confronta el dilema de matar o morir. Igual fue el inglés, el portugués, el
holandés. Pero contrario a éstos, el español se dejó amar y amó a las mujeres
nativas, tuvo familia con ellas. El inglés exterminó al indio, el portugués se
limitó al comercio, incluso la esclavitud. El español creó un verdadero Nuevo
Mundo, el mundo del mestizaje. Lo que le resulta inadmisible a Guadalupe
Fernández, dice algo acalorada, es obviar los hechos históricos, la
documentación que los avala. Y presenta un detalle tan sencillo como rotundo: La
Corona española le concedió a Ponce de León, por méritos y servicios, una de
las mayores distinciones, lo nombró adelantado (gobernador). Aunque el Galeón
Viva Florida 500 es una réplica fidedigna del siglo 17, la historiadora de la
expedición utiliza la tecnología del siglo 21. Se conecta a través de Internet
con el Archivo de Indias en Sevilla para que los documentos la secunden.
La historiadora Guadalupe Fernández
habla sobre Ponce de León. Niels Johansen. La Fuente de la Juventud
Mi abuelo tenía un dicho
interesante: antes de envenenar al perro del vecino, el canalla pregona que
tiene rabia. Nada como la polémica para vender libros, y T. D. Alman, que no es
historiador, se vale de la polémica para promover su libro subtitulado “Historia verdadera del estado del sol.”
Destaca con sorna que el único logro de Ponce de León en la Florida fue morir,
que una flecha envenenada al pescuezo lo mató antes de encontrar la Fuente de
la Juventud.
¿Qué hay de verdad? Bueno, se dice que Ponce de León escuchó en las
islas del Caribe que hacia el norte había una fuente que tenía el prodigioso
efecto de la juventud eterna, en el peor de los casos, quienes bebían de ella
vivían hasta edades muy avanzadas. Un cuento similar escucho el conquistador de
Quito Sebastián de Benalcázar. Preguntaba el conquistador, a veces con dulzura
y a veces bajo tortura, “¿oro, dónde está el oro?” Los quiteños ni tontos ni
perezosos contestaron que más arriba, al norte, había un lago donde todo era de
oro, se llamaba El Dorado. Mirando desde el castillo del Galeón Viva Florida
500 el extraordinario perfil del Downtown, la Miami original, levantada sobre
la milla cuadrada que la Corona Española concedió a John Egan y ratificó el
gobierno de los Estados Unidos cuando finalmente Florida pasó a su control en
1821, se me ocurre que Alman y todos los críticos han perdido el punto. La
Fuente de la Juventud es una metáfora incomparable para la magia de la
reinvención que permite la emigración.